En Amsterdam tenemos por un lado ocio y por el otro cultura. Hay quien los combina, y quien no, sabe cuál es el objetivo de visita a la ciudad, e intenta sacarle el máximo partido según sus propios intereses.

La ciudad tiene una gran herencia histórica que se ve reflejada en sus calles y edificios, algo que a los que les gusta «callejear» lo disfrutarán ampliamente. Los museos, concentrados en el «Museum Plein», donde destaca el famoso museo de Van Goth, son merecedores de una visita de casi un día completo. En prácticamente todos las entradas se pueden comprar por anticipado, así que es mejor planificar con tiempo para ahorrarnos un disgusto con colas interminables o entradas agotadas. Amsterdam no es una ciudad barata, el acceso a los museos es caro, aunque aceptan descuentos si eres estudiante o pensionista. Una buena manera de recorrer la ciudad es alquilando unas bicicletas, el vehículo preferido de los holandeses.

Si lo que quieres es salir y pasártelo bien, Amsterdam es tu ciudad. El Barrio Rojo, además de la obvia oferta sexual en sus famosos escaparates, está lleno de bares, pubs y «coffee shops» donde poder tomar tranquilamente una Heineken a cualquier hora del día, y para quien guste, acompañarlo de cualquier derivado del cannabis. Para los que tengan dudas, el consumo de cannabis es legal en Holanda, y aunque hubo un momento que se dijo que iban a aprobar una ley para que sólo los holandeses pudieran adquirirla, no ha sido así, y cualquier persona puede comprar y consumirla en los múltiples «coffee shops» que abundan por la ciudad. Aunque sea contradictorio, en los locales donde se puede fumar marihuana, está prohibido fumar tabaco y son muy estrictos con esta norma. También os ofrecerán constantemente drogas de todo tipo en las calles del barrio Rojo, mi consejo es, evidentemente, no aceptar.

Amsterdam es una ciudad muy segura, pero como en toda ciudad grande, hay que tener cuidado con los amigos de lo ajeno, el hurto está a la orden del día. La capital holandesa es una ciudad cosmopolita con habitantes de todas las partes del mundo, así que están muy acostumbrados a tratar con extranjeros. Respecto al idioma, aunque el oficial es el holandés, en Holanda prácticamente todos hablan un perfecto y correcto inglés.

La comida no es precisamente el fuerte del país, pero no dejéis de probar el herring, un arenque dentro de pan, los bocadillos de gambas, el queso y las galletas con miel típicas del país. Aunque ninguna son especialidades de Amsterdam, sino de los pueblos de alrededor, se pueden encontrar por toda la ciudad. Otra cosa que recomendaría probar, es el Fevo, son alimentos fritos que se adquieren directamente echando unas monedas en una pared, algo que sólo verás en Holanda.

 

 

 

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Mi listado de esenciales de la ciudad sería el siguiente:

Casa de Ana Frank. En temporada alta, incluso baja, las entradas anticipadas hay que reservarlas con meses de antelación.

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Plaza Dam con el ayuntamiento y la catedral.

Museo Van Goth. Es un ineludible, yo lo he visitado unas seis veces y siempre he salido encantado.

Caminar por el Barrio Rojo. Sólo caminar, si puede ser de noche, sorprende.

Iglesia de Nuestro Señor en el Ático. No son muy conocidas, pero hay varias iglesias ocultas dentro de algunas casas en Amsterdam. Diseñadas para poder practicar el culto cristiano cuando no era posible hacerlo abiertamente.

La fábrica del diamantes. Los holandeses, más concretamente los judíos de Amsterdam, han sido siempre famosos por el corte y el comercio de diamantes.

Coffe Shop Bulldog. Dicen que es el primero, merece la pena hacerle una visita y tomarse una Heineken bien fría.

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¡Y mucho callejeo para ver los canales!

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